No hay una única manera de ser autista. Hay muchas. Debemos desterrar del imaginario colectivo la idea que una persona con autismo necesariamente es una persona que no se comunica, que no le interesa socializar, que camina en puntas o aletea.
Por Luis Miguel Milla. 05 abril, 2023.La doctora Temple Grandin tiene 75 años. Nació en Boston y no habló sino hasta los 3 años y medio. Ahora es una destacada académica en el mundo de la zoología. Ha sido nombrada dentro de los 10 mejores profesores de College en Estados Unidos. Ha escrito numerosas investigaciones y publicado libros sobre conducta animal. Ella es autista.
Satoshi Tajiri tiene 57 años. Nació en Japón y de niño le gustaba coleccionar insectos. Terminó a duras penas la secundaria y no fue a la Universidad. Se interesó por la electrónica y se convirtió en un excepcional creador de videojuegos. Es el creador de Pokémon. Él es autista.
Dan Aykroyd tiene 70 años. Nació en Ottawa, Canadá. Era muy tímido de adolescente y tenía intereses casi obsesivos con todo lo relacionado a fantasmas y con temas policiacos. Es un conocido actor, cómico, cantante y guionista de cine. Es tal vez más recordado por sus papeles en películas como Los cazafantasmas, de Mendigo a Millonario o The Blues Brothers. Él es autista.
Una de mis pacientes, la llamaremos Sofía, tiene 3 años. Nació en Lima. No habla, no señala lo que quiere o necesita, sino que coge de la mano a sus padres y los lleva hacia lo que le interesa. No juega con las muñecas, con los peluches o con los utensilios de juguete que le han regalado. A los padres les parece que Sofía no los escucha. Tiene muy poco contacto visual y con frecuencia se siente abrumada en situaciones donde hay muchas personas o donde hay mucha bulla y luces. En estos escenarios, como las fiestas de cumpleaños, por ejemplo, se tapa los oídos, se balancea de adelante hacia atrás a veces tan fuerte que se puede caer y golpear la cabeza. Ella es autista.
Su mamá, a quien llamaremos Cecilia, tiene 32 años. Nació en Trujillo. Tuvo un retraso en el lenguaje hasta los 4 años. Hizo terapia y empezó a hablar. Fue a un colegio regular y no recuerda que la primaria haya sido difícil para ella. En la secundaria sin embargo le costó sentirse cómoda. Tuvo pocas pero buenas amigas y confiesa que nunca se sintió a gusto en los eventos sociales. Fue a la universidad y estudió comunicación. Allí descubrió el arte como una manera de expresarse. Es muy buena artista. Conoció y se enamoró de quien ahora es su esposo. A raíz del diagnóstico de su hija quiso profundizar más en ella misma, en tratar de entender las cosas que sentía. Cecilia es autista.
No hay una única manera de ser autista. Hay muchas. Debemos desterrar del imaginario colectivo la idea que una persona con autismo necesariamente es una persona que no se comunica, que no le interesa socializar, que camina en puntas o aletea.
Lo que somos como personas es una amalgama compleja y exuberante que mezcla el temperamento con el que nacemos, el estilo de crianza que hemos recibido, los amigos que hemos tenido, nuestras creencias religiosas, nuestros gustos, nuestros talentos, nuestros defectos, nuestros sueños y aspiraciones, la profesión, oficio o actividad que escogemos como medio de vida y en el autismo pasa exactamente lo mismo.
No niego que hay algunas formas de autismo en las cuales hay tan poca capacidad de comunicación, o tanta hipersensibilidad a los estímulos externos o patrones de conducta tan inflexibles que requieren de un acompañamiento y una intervención más exhaustiva o permanente y desde aquí quiero celebrar y dar palabras de aliento a las miles de familias que tienen tanta dificultad en encontrar esa ayuda que necesitan. No les agreguemos la carga de la discriminación, la falta de empatía y los prejuicios.
Fechas como la del 2 de abril, la del Día mundial de la concienciación del autismo, han sido creadas justo para eso, para visibilizar el autismo, para generar conversación, para que busquemos información de calidad sobre este tema y así, desde el pequeño o gran espacio que nos toque, nos convirtamos en agentes de cambio y avancemos todos juntos hacia una sociedad que abraza la neurodiversidad y tienda puentes y oportunidades para que todos, autistas o no, tengamos la posibilidad de vivir vidas plenas y felices respetando y entendiendo que no hay una única manera de serlo. Hay muchas.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.